martes, 5 de mayo de 2009

¡¡¡AMIGOS!!!

El jueves cumplo 40. La edad de la reflexión, de la depre de los idem, de mirarse al espejo y decirse: ¿Dónde esta el joven que me siento? ¿tengo que pensar en planes de jubilación, o todavía es pronto?



En cambio, gracias a mis maravillosos amigos, los 40 es el cumple más bonito, más esperado, más intenso. ¡Cómo no va a ser esperado, si sabes que, a lo largo del año, todos te van a sorprender con una sorpresa, y se van a volcar en hacertelo inolvidable!



Mi sorpresa ha sido un fin de semana en ALcalá de Henares, ciudad preciosa y muy interesante, tanto por los múltiples nidos de cigüeñas como por la historia y monumentos que tiene. La comida y la cena muy preparadas, exquisitas, ¡poderosas!

Pero lo mejor era al día siguiente: el domingo me montan en el coche y me llevan a Yebes, un pueblecito perdido de Guadalajara, que no tiene otra cosa mas que ... ¡Un fabuloso observatorio astronómico, con el radiotelescopio que veis! Visita de 4 horas guiada por el director del centro, conocido de varios de los amigos, y que nos explica, nos introduce en laboratorios, nos ayuda a entender todo lo que allí se hace. Yo me lo pasé genial, aunque no fue el único.
Me encantó el regalo, pero no solo por lo que era en sí, sino por dos pequeños detalles importantísimos: porque era un regalo especialmente pensado para mí, que no siempre es fácil, y por lo que tuvieron todos (y sobre todo todas) que aguantar de términos científicos duros por mí.

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